Colleen
Carroll Campbell es una periodista católica norteamericana que ha escrito un
libro, a modo de autobiografía espiritual, realmente interesante. La autora, a
lo largo de su vida como estudiante, hija, profesional, esposa, madre..., se fue
encontrando en una serie de situaciones que le plantearon dudas y opciones
diversas, sobre las cuales no sabía qué decidir porque, pese a su fe, el
mundo y la cultura la llenaban de confusión. Entre el feminismo radical laicista
y la crítica antifeminista, la joven encuentra en seis grandes mujeres
católicas -Teresa de Jesús, Teresa de Lisieux, Faustina Kowalska, Edith Stein,
Teresa de Calcuta y María de Nazaret- seis grandes santas, una sólida
inspiración para su vida. De ahí el precioso título: “Mis hermanas las santas”[1].
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Colleen Carroll Campbell |
El libro no
solo me ha gustado, sino que, como mujer católica me ha aportado reflexiones muy
interesantes, es perfecto para cualquier edad, para cualquier mujer creyente
que quiera compatibilizar lo sagrado y lo profano en una sociedad con poca paciencia para la
sutileza y la complejidad. No obstante, lo considero
especialmente valioso para el grupo de mujeres que entre los 18 y los cuarenta
y algún años tienen que ir resolviendo los dilemas que les plantea vivir una
juventud de fiesta en fiesta que deja cada vez mas maltrechos el cuerpo y el
alma, que cuando los espejismos desaparecen queda un vacío cada vez mayor; que
siente la confusión ante la frivolidad sexual, o cuando la llamada al insaciable
éxito profesional colisiona con su deseo de amor y de tener una familia. Además, cuando la familia y el trabajo es una sobrecarga que tumba y cuando ya estás más o menos establecida
profesionalmente hay que cuidar a los padres...Dudas e interrogantes,
disyuntivas, encrucijadas con las que nos vamos encontrando en nuestro propio
devenir y que es posible que, en más de un caso, haya desembocado o pueda
desembocar en situaciones irreversibles y frustrantes.
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Santa Teresa de Jesús (1515-1582) |
A ese grupo
de mujeres pertenece la protagonista de esta autobiografía espiritual. Nacida
en el seno de una familia católica de honda fe y hondas vivencia espirituales, no por eso dejará de deslumbrarse, al llegar a la Universidad, por un laicismo
que la va alejando de su vida de fe. No obstante, tras una de esas noches locas de
fiestas universitarias ella se pregunta: ¿Es esto vivir? ¿Nada más? ¿Qué pasa
con esa sed que no pueden saciar los placeres materiales? En unas vacaciones de Navidad cae en sus manos el libro de la vida de Teresa de Jesús, en esta santa
descubre que, con su mezcla de fe, feminidad y libertad, es el primer modelo que
podía admirar y apropiarse para su vida, en Teresa de Jesús vio la clase de
mujer en quien podría convertirse si se tomaba en serio a Dios.
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Santa Teresita de Lisieux,(1873-1897) |
Más adelante
se encuentra con los problemas derivados del diagnóstico de Alzheimer de su
padre. La protagonista describe lo mucho que le costó entrar en Historia de un alma de Santa Teresita de
Lisieux -como nos ha pasado a tantas intelectuales-, pero ahora le va a servir
para ir descubriendo la importancia de “hacerse pequeños ante Dios”. Desde la
experiencia de la “Florecilla", va a ir descubriendo la purificación del alma de su
padre y como había algo en él que se escapaba a los tentáculos de la
enfermedad, algo sobre lo que el mal no tenía poder: La alegría de su alma y el
ir haciéndose cada vez un niño más pequeño en brazos de su Padre. A partir de
ahí, ella fue cambiando su concepto por lo débil de este mundo y empezó a ver a
los enfermos, marginados, deficientes...de otro modo. Todo un capítulo para
leerlo en una pastoral de enfermos en cualquier parroquia.
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Santa Faustina Kowalska,(1905-1938) |
Inicia su
noviazgo con el hombre de sus sueños y hacen planes de boda, pero a ella le
surge un trabajo extraordinario lejos de su ciudad, en la mismísima Casa Blanca
¿Que hacer? Lo acepta, tiene un brillante éxito profesional pero también hay
algo en ella que está gritando realizarse como mujer. Qué decidir cuando,
además, Dios no te responde en la oración. Desde santa Faustina Kowalska
aprende a “confiar” en Dios.
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Santa Edith Stein(1891-1942) |
Cuando
decide ser madre resulta que le esperan largos años de infertilidad. Como fiel
católica no está dispuesta a saltarse la doctrina de la Iglesia, pero las dudas
están ahí, las tentaciones de concebir según los métodos científicos también.
Descubrir que el deseo de maternidad biológica puede convertirse en un “ídolo”
al que se sacrifica casi todo resulta doloroso, pero en su búsqueda descubre la
belleza de la maternidad espiritual. En este proceso encuentra el soporte
intelectual y espiritual de Edith Stein, un importante capítulo en el que
analiza la condición femenina, su sed de infinito amor de Dios, sus valores y
su fuerza, pero también sus desviaciones y los problemas que puede generar.
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Santa Teresa de Calcuta (1910-1997) |
Entonces los
problemas entran en la familia, la enfermedad es un momento en el que a los
creyentes se le hace difícil la fe. En esta época en las que el hedonismo es el
único objetivo, asumir el sentido redentor del sufrimiento es algo que se hace
cuesta arriba. Y, sin embargo, es un tema central en la historia sagrada porque
el mal no entraba en el proyecto original de Dios, sino que entra por el mal
uso de nuestra libertad. Y entró el Alzheimer y la infertilidad y otras cosas, pero Dios no nos abandona en el sufrimiento, sino que nos acompaña. Pese a la
fe, desde la enfermedad de su padre va a tener ocasión de pensar en un sufrimiento
sin sentido, pero también en la misericordia de Dios. La fe no es garantía de
que no vaya a haber duda, ni la ausencia de esa noche oscura del alma en la que
parece que hay un vacío absoluto de Dios. Los santos también la sufrieron. En
esta ocasión es en Teresa de Calcuta, una santa a la que consideraba
inalcanzable, la que le va a hablar con una intensa fuerza sobre las tinieblas
que sofocaban su alma cuando la terrible oscuridad parece decir que todo está
muerto.
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Madonna y Niño. Pompeo Bartoni |
Cuando nos hablan de la
cruz como realidad existencial tendemos a echarnos hacia atrás. Pero llega.
También a nuestra protagonista cuando tras el calvario de la infertilidad le
llega una difícil fecundidad y un difícil parto. Y aquí, esta muchacha que como
tantos católicos nacidos después del Vaticano II vivieron una cierta ambigüedad
respecto a la Virgen María, no solo va a encontrar en María su refugio sino que
va a descubrir en ella un impresionante modelo de mujer y de madre. Una mujer
contemplativa que medita en su corazón las alegrías y las penas, y una madre
que nos ama con amor fiero y puro, pero que no busca poseer a nadie, es un amor
sacrificial y liberador contrapunto del
tenso perfeccionismo que se quiere imprimir hoy a la maternidad.
Desde aquella
universitaria que se interrogaba sobre como llenar el vacío que sentía,
asistimos al proceso de liberación de una mujer que sufre, que aprende, que
cambia, que va a cantar las maravillas de la transformación que Dios obró en su
vida presentándole a seis santas que le enseñaron el verdadero significado de
la liberación.
[1]
Colleen Carroll Campbell. Mis
hermanas las santas.Una memoria espiritual. Ediciones Rialp, Madrid,
2015,229 p.
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